El P. Miguel Palau, CM. ha participado como expositor en la 3° sesión del Sínodo Arquidiocesano de la Iglesia de San Juan de Cuyo
- Administrador CM-APU
- 24 sept
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El pasado día sábado, 20 de septiembre, nuestro hermano el P. Miguel Palau, CM. participó -en calidad de expositor- en la 3° sesión del Sínodo Arquidiocesano de la Iglesia de San Juan de Cuyo. La misma fue celebrada en la Parroquia San Francisco de Asís por la mañana, donde el P. Miguel habló ante los sinodales presentes acerca de la Misión, la cual se constituye como la tercera de las tres grandes categorías en torno a las cuales se pretende reflexionar en este camino pastoral de la Iglesia de San Juan de Cuyo; siendo las otras dos categorías Escucha y Espiritualidad.
En este sentido, nuestro hermano misionero aprovechó esta ocasión para -entre otras cuestiones- hablar de nuestro carisma y Congregación, a propósito de los 400 años de la misma, que nos encontramos celebrando en este año. Además, planteó una serie de desafíos, en clave misionera, que la Iglesia diocesana enfrenta en su camino pastoral; entre ellos repensar la vinculación con los jóvenes, y -de allí- la necesidad de encontrar nuevos lenguajes para compartir la Buena Noticia en el mundo digital. Al mismo tiempo, destacó otros desafíos inherentes a nuestra realidad social, como la pobreza y la exclusión, haciendo un llamamiento a no permanecer indiferentes, y situarnos del lado de aquellos que más sufren, adoptando el modo de una Iglesia Samaritana. En adición, destacó la necesidad de poder entrar en diálogo con la pluralidad cultural y religiosa, cultivando la capacidad de escucha y apertura, volviéndonos capaces de sembrar la semilla del Evangelio con respeto y cercanía.
En íntima vinculación con ello es que se animó a plantear el desafío de la formación misionera, destacando que esta no es sólo intelectual, sino también vital. Así, debe tener la fuerza de la sabiduría, pero también saber gustar el sabor de la misión.
Para concluir, el P. Miguel Palau, CM. expuso que el camino pastoral nos convoca a ser una Iglesia que se deje purificar y transformar por el Espíritu Santo; sin miedo a la deconstrucción de las estructuras y formas tradicionales de evangelización, que muchas veces terminan sofocando la frescura actual de nuestra Fe. Por último, para cerrar su
exposición, el P. Miguel alentó a todos los presentes -incluyéndose- a no tener miedo de permitir a Dios derribar sus rigideces y seguridades humanas, para que afloren nuevas formas de transmitir y vivir la alegría de la Buena Noticia en tierras cuyanas.












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