Del 14 al 21 de julio de 2022, cinco egresados de la Escuela Berceau, Lujan González, Blanca Medina, Juan Pablo Rosales, Edith Espínola y Miriam Mendoza hemos podido experimentar la riqueza misionera del carisma vicentino en suelo Chaqueño. Visitamos las localidades de Gral. Bruguez y Cadete Pando desarrollando allí una misión para llevar un mensaje de amor y esperanza a los pobladores de esta linda tierra donde la Compañía de las Hijas de la Caridad tienen actualmente una misión permanente.
La Misión nace en el cierre de la última etapa de formación de la escuela Berceau como un proyecto que nos permitiría abordar el carisma juntos y con una perspectiva pragmática. Luego entonces contamos con el apoyo de nuestros compañeros egresados que no han podido participar en la misión propiamente dicha, pero sí lo han hecho con ayuda económica, con la elaboración de talleres y materiales formativos y principalmente con la oración. También hemos contado con el apoyo de los sacerdotes de la Congregación de la Misión, Hugo Sosa CM, Miguel Páez CM, Nicolás Falco CM, que han sido los encargados de acompañar y guiar la tarea misionera, y el P. Daniel Rosales CM, quien se sumó los últimos días, nos hizo de chofer y nos acompañó en la Eucaristía y procesión de las Fiestas Patronales de Santa Librada. Las Hijas de la Caridad Sor Juana, Sor Victorina, Sor Teresita y Sor Natalia nos han recibido en su casa con la mayor calidez y ternura, procurando nuestro bienestar y comodidad, ellas merecen un capítulo aparte en éste lindo cuento.
Para llevar adelantes este proyecto misionero nos hemos separado en 2 grupos: tres misioneros y un sacerdote trabajaron en Pando y el resto en Gral. Bruguez.
Durante estos pocos días hemos podido visitar a las familias en sus casas, rezamos con ellas, escuchamos sus historias de vida, oímos de sus necesidades y compartimos la fe en una oración, a veces en su idioma natal y otras veces en español. Algunas personas han recibido la unción de los enfermos en sus casas, pero también hemos celebrado como comunidad bautismos, actos penitenciales y confesiones y la Eucaristía cada día en los templos de cada pueblo.
Los miembros de la comunidad de Pando nos pidieron la bendición de un espacio de recreación comunitario (cancha de fútbol) y de algunas casas y estancias donde hombres y mujeres pasan sus días trabajando y conviviendo.
También hemos realizado actividades con jóvenes y niños y con las mujeres de cada comunidad. Acompañamos en el rosario rezado en las casas por el aniversario de fallecimiento de algún familiar y rezamos en cada misa por todos los difuntos. Acompañamos a las
época de la novena y las fiestas patronales. Al finalizar cada visita o encuentro el padre daba su bendición, pero lo cierto es que nosotros salíamos de cada encuentro bendecidos por ellos.
Hemos vivido cada día como un miembro más de esas comunidades, experimentando en carne propia la problemática del agua (falta de agua potable) y las prácticas para desechar la basura producida en los quehaceres domésticos, por ejemplo. Hemos recibido el amor de la comunidad en un plato de comida para cada día y botellas de agua mineral que nos obsequiaban. En Pando, tres pequeños “misioneros” nos acompañaban a las visitas a las casas: Enzo, Mateo y el adorable Cristian.
hermanas con actividades, específicamente
aquellas propias de la
sus con
Descansados en manos de Dios, cada uno de nosotros ha dado todo de sí, y fuimos recompensados con una experiencia tanto enriquecedora como inspiradora, viviendo nuestra fe en comunidad con sencillez y alegría.
Volvemos a casa, con la certeza que Dios está vivo en el Chaco Paraguayo, que ésta maravillosa misión continúa, y que cada uno, desde donde esté, debe seguir trabajando para experimentar la presencia y el amor de Dios en cada uno de nuestros hermanos.
Misioneros del Berceau.
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